La vida en pareja entraña muchas alegrías y disfrutes, pero también muchos desacuerdos y sinsabores. Dos personas, cada una con su propia historia de vida, percepciones, emociones y afectos que devienen entrelazadas con sus vivencias; deciden compartir una parte importante de su existencia juntos, inicialmente idealizada, soñada y fantasiosa, llena de energía, empuje y motivación. Pero, pronto el rosa, no es el único color de la ilusión. La realidad de la cotidianidad se abre paso y con ella (se espera) la madurez y el sentido verdadero del amor.
Hace poco, una amiga y colega me compartía: "...soñaba con ser madre, tan bonito adornar el cuarto del bebé, comprar cosas de bebé, se ven tan tiernas las mamitas embarazadas.. pero ahora que lo estoy, no es tan tierno como parecía; las nauseas y los cambios han sido duros para mi..." Sin embargo, su deseo y compromiso de ser mamá estaban presentes. Así, el inicio de la convivencia suele coincidir con el despertar de un sueño e ilusión para algunos, la pregunta es: ¿amor o enamoramiento?
La vida en pareja es acompañarse en el camino, cada uno con su estilo, su individualidad procurando el acuerdo frente a las diferencias, pues es lógico que no se coincida siempre, entonces es allí donde se debe tener presente si se quiere llegar JUNTOS AL MISMO DESTINO: el compartir de las canas y la sabiduría adquirida con los años al enfrentar los tropiezos que será también la luz que guíe el camino de hijos y nietos (puede ser una visión, ¿cual sería la de ambos?).
Caminar juntos procurando el deleite de la vida, la gratificación del otro así como la gratificación de sí mismo. Nadie dice que es fácil, ejes como la economía familiar, el tiempo libre, la sexualidad, la crianza de los hijos, la comunicación, etc. pueden conllevar conflictos fuertes entre los cónyuges que si no son superados con dialogo, respeto, aceptación y sintonización mutua pueden generar rupturas y dolores emocionales, que también deberán asumirse en tal caso.
Hay un principio bíblico que comparto plenamente y me permito compartirlo con ustedes. "...no se ponga el sol sobre vuestro enojo... (Ef 4,26)" La discrepancia y el enojo son parte de la humanidad y las relaciones, pero dar un respiro pronto - pasado el furor y la excitación - a los conflictos es sano para la relación.
Adelante con el disfrute de las relaciones. Y gracias a los lectores por seguir el blog. Recuerda que tus aportes y comentarios enriquecen, enseñan. Todos, - me incluyo - estamos aquí para aprender, desaprender, aprender... Un abrazo afectuoso desde mi terruño santandereano.
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