domingo, 20 de abril de 2014

PARENTALIDAD GOZOSA


Este blog está nutrido de cavilaciones para atender sentires del ejercicio parental.  Noticias tan lamentables como ésta: mujer mata a sus 6 bebes no son pocas al explorar la web.  El mal trato infantil no decrece y particularmente me ocupa la manera en que la sociedad adulta justifica sus maneras de "criar y educar" a niños y niñas...
Ser madre al igual que ser padre no es sinónimo de dar vida.
El  significado de ser padre y ser madre está cerca cuando de SOSTENER y ACOMPAÑAR una vida se trata, incluyendo en ello toda la PROVISION tangible e intangible que hará de un ser humano, un sentido de existir, un sentido de ser.
Sin embargo, se viven otras realidades y muy dolorosas cuando los ejercicios de cuidado son guiados por modelos y presentaciones desde afuera que nos permean sin consciencia para ser parte de algo que no se ha deseado profundamente. 
O sencillamente acallan el grito del niño (a) herido, abandonado y desamparado que llevamos dentro para seguir reproduciendo la indiferencia y la desatención de las necesidades psicobiológicas de los hijos e hijas vendida sin descaro alguno por quienes se lucran a través de artilugios deshumanizadores para la crianza o estrategias conductistas para alienar  educar;  y tristemente de ellos no escapamos profesionales del sector de la salud y la educación.
Falta de escucha, atención, calor, teta, brazos, empatía, mirada, tiempo son formas normalizadas de violencia que generan profundas heridas primales en la salud mental de las generaciones.
¿Somos nosotros adultos cuidadores, padres y madres;  muestra del dolor acallado y justificado que emerge con furia en nuestros cuerpos enfermos, fatigados y sin deseo?
Gozarse la parentalidad es todo un reto cuando no hemos transitado los caminos del interior, los caminos del corazón.
Es forzarse a vivir las responsabilidades y las demandas del deber ser generando vinculaciones ambivalentes y violentas. 
Por ello, gozarse la parentalidad implica abrir las ventanas, respirar hondo e iniciar un transito hacia adentro que permita escuchar nuestros dolores y atenderlos: y así, poder ser fuente nueva de empatía y amor incondicional para nuestros críos alejándoles con sabiduría del río revuelto de la vida que a todos y todas parece llevarnos a un fin trágico.  


En contacto y a su disposición para eventos formativos o atención particular,    


LILIANA CASTRO MORATO
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