Sonrientes y conversadoras viejas amigas se reunían en un Centro Comercial, dichosas por el reencuentro recordaban las épocas de juegos y pilatunas, primeros amores y decepciones, de las ropas de aquel tiempo y la inocencia que las hizo ser las mejores complices. La lluvia acompañaba esta tarde bumanguesa, destellos de luz iluminaban el cielo y el sonido de un trueno se confundía con la carcajada de una de ellas. Pero el rostro de Silvia cambió de inmediato, sudorosa temblaba y quería retirarse, en confianza expresó: " soy una inválida cuando llueve, temo tanto a los truenos y relámpagos que me paralizo, desde niña he quedado lisiada por ello..." Sus amigas le abrazaron mientras llorosa compartía su amargo recuerdo: "...me comporté mal un día de lluvia y mamá me castigo dejándome en el patio de la casa diciéndome ¡que te parta un rayo! fue tanto el miedo que sentí que aún vivo esa escena los días como hoy..."
Como Silvia, muchos de nosotros hemos sido lesionados por las palabras amedrantadoras de adultos -progenitores, maestros, etc.- que en su deseo de someternos a la autoridad y controlar las conductas impulsivas y espontáneas de la niñez, utilizan al "señor del costal", "la llorona", "el loco", "el cuco","el sacamuelas", "el diablo","dios", en fin... cualquier ente conocidamente-desconocido para disciplinar. Herramienta que coarta, mutila, lesiona, amputa el libre desarrollo de la personalidad e impide el goce de vivir momentos y experiencias gratas y saludables.
La evolución de la infancia, documento compartido gentilmente por Jose Luis Cano data de la pesadilla vivida por los menores y las secuelas de ello en nuestra psiquis.Como Silvia, ¿has sido lesionado? ¿cuáles son tus miedos?
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