domingo, 21 de noviembre de 2010

PROYECCIONES Y SIGNIFICADOS

Felipe terminaba su jornada laboral, había aceptado un trabajo lejos de su familia para poder cumplir con sus obligaciones y compromisos financieros y ahora llamaba a su esposa.

- ¡hola! he estado muy ocupado, el trabajo ha sido estenuante, estoy un poco cansado, ha llovido, el día estuvo de lo peor; y tu donde estas?

- En la cocina, voy a hacer de cenar - responde la esposa. Y simultáneamente escucha una exclamación:

- Si claro, yo se que no he sido el mejor esposo. Estás cansada de vivir con un pobre diablo como yo! Si no te hubiera enamorado serías más feliz!

- Pero no he dicho eso! ¿Qué pasa? Voy a hacer de cenar y estoy bien. Exclama la confundida mujer.

Toda percepción e información es recibida, elaborada e interpretada según la propia historia de cada sujeto, quien atribuye a esta percepción una emoción que procede de su vivencia afectiva casi siempre oculta para él, matizada de sus propias necesidades, carencias y conflictos internos.

Y dentro de un hogar, los bebés que en ese espacio son traídos al mundo; están presos de la historia de sus progenitores.

Ellos, de temperamento fácil o arisco son rodeados por adultos y sus gestos, mimicas e inocentes conductas desencadenan en ellos respuestas bien particulares procedente de las historias respectivas de sus cuidadores. Por ejemplo, ante el llanto de un pequeño escuchamos expresiones como:

- "Su llanto me molesta tanto. ¡Quisiera salir corriendo y dejarlo solo! ¡Que se ha creído este pequeño! Intenta manipularme pero no lo logrará..."

- "Pobrecito, necesita que lo consienta. Al rato se apaciguará, mis mimos le hacen bien y me gusta experimentar su ternura..."

Cada interpretación y significado dado a lo percibido, guia nuestras conductas y entrelaza los vínculos. Entre las parejas, entre padres /hijos/ madres; entre docentes y estudiantes; en fin en todas las interacciones.

Vale entonces la pena, una autoexploración de nuestros sentimientos y emociones. Estas que guian cual marionetas nuestras conductas hacia los demás.

Miremos a Felipe: preso de su insatisfacción y frustración. Con una autoestima tan baja y un temor a ser rechazado termina mostrándose como un ser huraño, que a la vez se victimiza por miedo al desamor, que esta directamente relacionado a la percepción que tiene de sí mismo.

Ahora, adultos cuidadores de infantes: padres o madres. Es la historia de sus vidas las que atribuyen sentido y organización al medio donde éstos inocentes se desarrollan.

Sus gestos, actitudes, palabras y acciones tejen el vínculo con que ellos - los infantes - más tarde resolveran sus conflictos. Miremos las reacciones y vinculos que se entretejen en los ejemplos anteriores:

- El niño que percibe que su llanto aleja y molesta al cuidador. Se esforzará quizás en agradar al otro, interpretando a la vez que a pesar de su intención siempre recibe rechazo y desamor.

Ese menor desconoce que su llanto no es en si mismo lo que desespera a su cuidador. Aún quizás, el cuidador mismo no es consciente que el llanto le llena de angustia, porque escucha el eco de sus propios gritos de miedo y soledad. El eco de sus temores y fantasmas.

Lo triste es que este pequeño no tiene a donde escapar!! Y su cuidador es el espejo donde cimienta su autoestima.

-El niño que recibe una respuesta afectuosa de su cuidador ante su llanto entenderá que el afecto permite resolver los conflictos. El cuidador ha organizado, comprendido y aceptado su historia. Así puede adaptarse al nivel de desarrollo de un niño, compartir y disfrutar con él.

Los adultos que no se adaptan al nivel de desarrollo de un niño para tirar de él hacia arriba, para educarlo sin mutilaciones están presos de sus propias historias mutiladas.

Heridas sin curar que salpican a los inocentes, no sólo en casa sino en las escuelas y colegios.

3 comentarios:

Juankmu dijo...

de ahí la importancia de aprender a olvidar las cosas malas que nos suceden, para no repicarlas en otro contexto.

Psic. Liliana Castro Morato dijo...

No creo Juankmu que olvidar sea tan facil. Por ello el proceso de autoexploración y conocimiento de si es el pilar de toda madurez emocional. En vez de olvidar, hay que abrir paso a la consciencia de los hechos vividos, afrontar el dolor reprimido, vivirlo de nuevo si es necesario para afrontarlo, aceptarlo y elaborarlo.. suena facil en la digitación, pero supone coraje y valentia de quien se emerge en ese proceso personal. Solo asi se conoce el fantasma no para olvidarlo sino ver claramente su cara, tomar partido y decision frente al nuevo presente y por ende la construcción de afectos mas liberadores. Besos..

Psic. Liliana Castro Morato dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.