" un pie e papi, oto e mami", " una mano e papi, una e mami" , "una oejita e papi, ota e mami" y ... " nariz e niño!" ....
Una espontánea entrega de si para vincularse y ser reconocido con nuestros besos, miradas y halagos.
Ambos sonrientes ante sus picardias y llamados amorosos de atención, en donde él se conecta cada vez que siente la normal separación que da sus procesos de autonomía que se acrecientan con el paso de los meses.
El logro paulatino, espontáneo de esa individualización / separación / destete sin angustias y temores es clave para su bienestar emocional.
Cavilo en ello y en cuantos abruptos destetes y separaciones se han dado en nuestros infantes causando secuelas emocionales para toda la vida: temor al abandono, temor a la perdida de los seres que amamos, temor a no ser amados, etc.... bajo el erroneo concepto de forzar los procesos de autonomia para madurar al menor.
Que delicia es compartir esos momentos de colecho y sana dependencia, que no son para toda la vida pero son base fundamental de la salud emocional. Momentos en donde el bebé / niño se siente pertenecido, valioso e integrado con los que ama.
Por cierto, siempre hay un pedacito para cada hermano o un detalle como un juguete u objeto. Lo importante para mi niño es sentirse amado y mostrar su amor. ¡Y que delicia tambien sentir su piel!
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