SEGUNDA EDICION (11 septiembre/2010)
Esta semana he recibido algunas notas cuantitativas de las evaluaciones acumulativas del tercer periodo escolar. A pesar de los números sigo creyendo como lo expresé en el pasado artículo, en la importancia de jamás retirar afectos, ni motivaciones y construir con el obstáculo, fortaleciendo la autoestima, forjando un carácter emprendedor y responsable.
No obstante, cavilo con tristeza por no sentirme acompañada como quisiera en momentos como éste y les contaré por que:
Mi hijo ha llegado del colegio y con lágrimas me ha dicho: "...saque 2.5 en la evaluación de matemáticas"; en éste tercer periodo académico le ha ido bien con los fraccionarios, de hecho ha sacado quices con excelentes notas, con entusiasmo ha asumido un rol de "capitán" en el aula de clases, aspecto que me emociona pues aporta autoconfianza y hemos practicado juntos en casa mostrando su comprensión en el tema.
Por ello, ante esa calificación quede en silencio..., lo confieso; y luego le dije cámbiate y más tarde miramos que paso.
Pero él llorando culpaba a su docente, y exclame: "no culpes a los demás, con ello no ganas nada, tu desarrollaste la evaluación, hay que asumir errores, cálmate y luego miramos la evaluación". Afortunadamente teníamos una agradable visita que hizo que el momento de frustración se disipara entre cuentos, vídeos, refresco y mecato.
Entonces, allí radica mi tristeza. El niño no pudo en el momento de la evaluación mostrar que SI había adquirido tal habilidad. Es probable que la ansiedad, la carrera contra el reloj - 5 puntos en 1 hora y 30 minutos - tiempo suficiente, pero para un chico de sus características y condiciones individuales haya bloqueado su mente para la resolución de esos problemas, y en casa logró desarrollarla en 45 minutos SOLO Y CORRECTAMENTE.
Ahora cavilo sobre este hecho y me pregunto:
En el momento de la evaluación ¿el docente se percatará de la ansiedad manifestada por sus estudiantes en conductas como podría ser: mayor impulsividad, o su contraria, mayor inhibición; borraduras constantes, mirada de evasión o deseo de huida, llanto, inquietud motora entre otras; y se acercará brindando opciones de descarga como: caminar, ir al baño, tomar agua, estirarse, etc? o presionará a que trabajen y no pierdan el tiempo estimulado para el desarrollo del cuestionario?
Se permitirá el docente acercarse a los estudiantes durante el desarrollo de la evaluación y en especial, a niños con condiciones especiales de impulsividad, hiperactividad, déficit de atención ya diagnosticado, u otros trastornos de tipo anímico como la depresión por ejemplo; para brindarles palabras de motivación o monitoreo que le permitan continuar desarrollando de manera satisfactoria su evaluación acumulativa.
Indiscutiblemente se hacen necesarias características en los docentes como las que mencionan Whitman y colaboradores para facilitar procesos evaluativos como son:
EMPATIA, es decir comprender las emociones de los estudiantes.
RESPETO Y ACEPTACION de las características positivas y negativas del estudiante.
CALIDEZ expresada en preocupación por sus necesidades y dificultades.
AUTENTICIDAD, que exista una congruencia entre la preocupación del profesor y la actitud que éste muestre para con los estudiantes.
CONFIANZA, DEDICACION y sobre todo creer que el proceso de enseñanza aprendizaje es bidireccional y se extiende fuera de los muros del aula de clase y del tiempo estipulado por el horario escolar.
Así la evaluación no sería, un acto final y decisivo por medio del cual el docente evaluador tiene la potestad de absolver o condenar el futuro de cada estudiante. Sino una herramienta para obtener indicios que permitan generar mejoras en el aprendizaje.
Desafortunadamente, la realidad nos muestra lo contrario: Un divorcio entre aprendizaje y evaluación.
¿No lo creen ustedes?
La evaluación es muy variada. No solo se realiza una evaluación de contenidos, estrictamente teóricos, también se evalúa contenidos procedimentales (cómo aprende, qué hace para conseguir obtener información, cómo se relaciona con los demás en una trabajo cooperativo, cómo pregunta dudas...) e igualmente, también se evaluan contenidos actitudinales: cómo resuelve problemas con los demás, qué hace para desarrollar actitudes solidarias, etc.
ResponderEliminarPor tanto, creo que la ansiedad del momento de la evaluación, el nerviosismo se tiene en cuenta en el instante en que se realiza la comprobación de lo que el niño sabe y conoce.
Me agradó tu lectura. Ya lo sabes, te lo escribo siempre que me paso por tu blog.
Un saludo.
el proceso evaluativo es complejo o simple dependiendo de quien lo efectúa y los propósitos por los cuales lo efectúa. Si el propósito y el interés están centrados en el estudiante, independiente de su condición, éste necesariamente se convierte en oportunidad de formación. Es evidente que el proceso para cada área es "significativamente particular" pero, reitero, debe (y tiene que) ser formativo y eso conlleva a convertirlo en particular en sus objetivos y general en sus procedimientos.
ResponderEliminarPara ello el docente debe tener especiales calidades y competencias que, observo, no las tiene todos, por desconocimiento o por diferentes razones que no son objeto de esta cavilación. Es una oportunidad para informar al docente ¿no creen?
Gracias por la oportunidad. Un abrazo sincero.