Que hay un vacío en tu corazón, una sensación de que falta algo en tu vida y que debes llenar con esto u aquello;
es un discurso que nos mueve, que nos hace creer que estamos mal por ello y que siempre nos lleva sutilmente al sometimiento de "quien mande" que al final tendrá la solución para llenarnos con sus bienes, productos, servicios y dádivas.
Una sensación naturalmente humana que lejos de ser patológica, anormal o pecaminosa es una condición que nos invita a avanzar resilientemente hacia el autoconocimiento, al encuentro con la propia historia, la aceptación, el disfrute y el sentido de lo gratuito e incondicional: la dignidad misma del ser humano.
Un valía incondicional que se violenta, se arrebata o se pasa inadvertida en este mundo cada día más artificial.
Un valía incondicional que se violenta, se arrebata o se pasa inadvertida en este mundo cada día más artificial.
Pero tal " pieza faltante" esta justa, plena y a la medida dentro de nosotros mismos.
Avanzamos sin consciencia en búsquedas externas, terrestres o divinas y de alta cuantía económica la mayoría de las veces, con el afán de sentirnos y mostrarnos aberrantemente perfectos, buenos, libre de "pecado", exaltados, reconocidos y pertenecidos.
Llenos de discursos alejados de la verdad interior, con cuerpos fabricados y estilizados a fuerza de bisturí, spa y otros artilugios; rodeados de objetos que se han hecho necesarios a fuerza de esta sociedad industrial que cambia rápidamente de vitrinas y mostradores dejando en deuso lo que apenas adquirimos sin aún pagarlo, vendidos obviamente por "quien mande" alejándonos cada día de la felicidad instante y del goce u aceptación de quien somos en realidad: seres humanos que necesitan recrearse y amarse a si mismos para darse al otro y compartir.
Pero todo es un caos... pues buscamos la completud en el otro, en el afuera y egocéntricamente perdidos somos manipulados en nuestro afán de completud y felicidad perdiendo la esencia de la vida cada minuto en lo sencillo y lo grandioso de la intimidad.
Recuerda que en este blog, todas las cavilaciones son imperfectas, incompletas, mías y sin punto final.
Leyéndote recordé el momento en que me di cuenta de la casual similitud entre las palabras consumismo y con-sumisión.
ResponderEliminarNos sentimos incompletos y no me asombra, pues culturalmente estamos obligados a negar o esconder gran parte de nosotros, nuestras sombras, nuestras emociones que no son "buenas", es decir las aceptables según nuestra crianza. Debemos llenar ese vacío con más. Más dinero, más euforia, más adrenalina, más....
Me queda claro porqué somos una cultura tan desequilibrada....