Sin embargo, nunca es grato estar en la sala de espera de una Clínica de Pediatría; máxime cuando mi consciencia me permite ver y escuchar las barbaridades que hacemos o decimos los progenitores.
Dos escenas son las protagonistas de ésta cavilación.
La primera: Un menor de 10 años yacía solo reclinado en una silla de la sala de espera con su camiseta llena de sangre, ello llamó inmediatamente mi atención.
-¿qué te paso pequeño?... Su mirada triste alzo hacia mi y rápidamente bajo su cabeza dejando ver sentimientos de dolor, soledad, y desamparo.
A unos 8 pasos retumbo instantáneamente la voz de un hombre que se identifico como su padre.
- ¡Ya iba a buscarle con la correa, cuando lo encontré estrellado y reventado. ¡Por no obedecer! ¡Eso le pasa! ¡Ojala aprenda la lección!
Huraño e inafectivo. Mofando su gran sabiduría y experiencia de vida .
Mientrás un pequeño de 10 años accidentado estaba allí... realmente no sabía cual era su mayor dolor ¿su herida sangrante en la quijada? o ¿el desamparo y desafecto de su "cuidador"?
La segunda: el ingreso de una madre con su pequeño a la sala de espera roba mi mirada y aprieta mi corazón.
Un chico de 2 años que se supone enfermo es arrastrado por su madre quien lo toma de la mano hacia el estar de la recepcionista. Su voz fuerte exclamaba:
- Vamos a las buenas o a las malas, pero vamos!!
Recordé aquel video que circuló en todo el mundo donde vimos a una madre que ata a un niño como perro y lo arrastra en una tienda!
A mi alrededor algunos adultos asentían frases de cesta de basura; a favor de los adultos.
-Ah, es que estos niños de ahora no obedecen!
- son unos pequeños villanos, por eso hay que educarlos con mano dura!
-Si no se les detiene de pequeños serán unos delincuentes cuando grandes!
Que crueles y ciegos somos ante el dolor físico y emocional de los infantes! El maltrato pasa ya como si nada frente a nuestras narices y nos parece tan normal y adecuado!!!!
Mientrás todo ésto ocurria a mi alrededor, suave y afectivamente acompañe unos minutos al chiquillo ensangrentado. Una sonrisa al final fue su despedida para seguir con su cuidador hacia el bus de su propia - y al parecer penosa - vida.
DESPERTEMOS!
Acabas de dejarme un poco tocado.
ResponderEliminarSaludos.
Y dónde me dejas la de Silvestre Dangong? que quedará en la impunidad sólo porque a la gente le cae bien
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